Qué es una Tribu Urbana?

Tribus urbanas son aquellas pandillas, bandas o simplemente agrupaciones de jóvenes que visten de forma similar, que poseen hábitos comunes y lugares de reunión, podrían ser denominadas tribus urbanas. La banda tiene en común la similitud. Cuando los individuos se reúnen voluntariamente, por el placer de estar juntos, por búsqueda de lo semejante, se trata de una banda. Consiste en buscar en los "congéneres" modos de pensar y de sentir idénticos a los propios, sin ser necesariamente conscientes de ello.
El placer de formar parte de la banda proviene de la supresión o suspensión de la exigencia de adaptarse, al precio de una tensión psíquica penosa, a un universo adulto o social y a sus reglas de pensamiento y de conducta. Además, la banda ofrece a sus miembros la seguridad y el soporte afectivo del que carecen. La banda autoriza actividades que están en los límites de las reglas morales y sociales: el juego, la bebida, el galanteo, la licencia erótica, el escándalo en la vía pública, la destrucción de objetos o el agravio de algunos valores (patrióticos, religiosos, etc.).

Sin embargo, las actividades llevadas a cabo en común no se presentan como objetivo esencial de la banda: el objetivo es el de estar juntos porque se es semejante. La banda se hace durable si se transforma en grupo primario, pero entonces cambia de características: afianza los valores comunes (por ejemplo antisociales), concede privilegios a la lealtad y la solidaridad de sus miembros, distingue sus roles, fija objetivos diferentes de la complacencia colectiva en sí misma.

A continuación se presentan una serie de perspectivas que pueden contribuir a potenciar una mirada más heterónoma de estas nuevas culturas juveniles.

este proceso de modernidad ha provocado la desintegración de la comunidad y una ruptura de las relaciones primarias; los espacios culturales locales sufren los embates de la globalidad desestabilizándose antiguas formas establecidas de identidad y cultura, siendo reemplazadas por espacios culturales nuevos y distintos; espacios que tienen la característica de ser globales.

La pregunta que surge entonces es: ¿Cómo reconstruyen la comunidad, las relaciones primarias y la identidad (entre otros cosas) los jóvenes que pertenecen o se nuclean alrededor de lo que se ha denominado tribus urbanas?

Desde otra perspectiva, Michel Maffesoli (1988) quien es el primer sociólogo que diagnostica el proceso de neotribalización en las sociedades de masa, va a plantear que el eje fundamental de estas nuevas agrupaciones gravita sobre una contradicción básica y característica de la sociedad moderna: auge de la masificación v/s proliferación de microgrupos. Por un lado, la masa, la gente -en tanto concepto y expresión de una contingencia- carecería de una identidad potente y transparente, como era el caso del proletariado del siglo XIX. Mientras que por el otro, la noción y el fenómeno de las Tribus Urbanas constituyen una respuesta al proceso de “desindividualización” consustancial a las sociedades de masas, cuya lógica consiste en fortalecer el rol de cada persona al interior de la agrupación.

Lo que está en transformación son los mecanismos clásicos de la organización social:

· Pasamos de la importancia en la organización política-económica a la importancia de las masas.

· Saltamos de la individualidad (la función) a la persona (el rol).

· Nos desplazamos de los grupos contractuales a las Tribus Afectivas.

Los valores específicos de estos grupos están asociados:

· Autoafirmación de la subjetividad en y con el grupo.

· Apropiación y defensa de la territorialidad, de la ciudad como espacio simbólico donde se construye identidad.

· Predominio de las experiencias estético/sensibles, lo sensorial (lo corporal, lo táctil, lo visual, la imagen, lo auditivo, etc.).

Para Maffesoli, los rasgos básicos del proceso de neotribalización contemporáneo están asociados con los siguientes tópicos:

1. Comunidades Emocionales:
Lo determinante de este elemento se vincula al carácter predominantemente afectivo/emotivo que se fragua al interior de estas agrupaciones, remodulando –frenando- el imperio de la racionalidad formal -instrumental, productiva y calculabilista- que predomina en la intemperie de las grandes metrópolis contemporáneas.

2. Energía Subterránea:

En este punto la inercia, la verticalidad y la uniformidad que caracteriza al continum de la sociedad actual se ve resquebrajado por una multiplicidad de léxicos -prácticas sociales polisémicas y alternativas- cuyo contenido se expresa a través de una grupalidad experiencial o un vitalismo que sitúa su flujo más allá del eje individualismo/muchedumbre.

3. Sociabilidad Dispersa:

Bajo esta noción lo Social emerge como un discurso omnipresente y que se expresa a través de relaciones contractuales urbanas entre individuos -mayoritariamente adultos- que comparten los patrones culturales y sociales definidos por el saber hegemónico (discurso apolíneo). Mientras que soterrada e intersticialmente se abre paso un discurso discontinuo y fragmentario (discurso dionisíaco) –expresión de un saber parcial- que se opone a la lógica dominante, asumiendo estrategias de interacción diversificantes que fundan una nueva socialidad neotribal. Lo interesante en esta reflexión es que ambos discursos intentarán medir inevitablemente sus fuerzas en algún tiempo y espacio determinado.

4. Fisicidad de la Experiencia :

El espacio físico –la urbe- se transforma aquí en un factor determinante en la conformación del entramado biográfico intersubjetivo. El espacio como artificio cultural que permite “formatear” la dimensión existencial del ser. Lo significativo aquí parece ser que a mayor globalización y cosmopolitismo metropolitano, mayor será el deseo de identificación espacial localista e intimista.
Dicho lo anterior, podemos poner en circulación –siguiendo a Costa, Pérez y Tropea (1997)- un esquema referido precisamente a los elementos que caracterizan y definen el fenómeno de las

Tribus Urbanas en la actualidad:

· Tribu Urbana como conjunto de pautas específicas –subculturales- en las que el joven reafirma su imagen, este proceso involucra un nivel significativo de compromiso personal.

· La Tribu Urbana funciona como una micro-mitología, una pequeña gran historia, un micro-relato que contribuye en la construcción de identidad y que provee a los sujetos de un esquema comportamental que permite romper el anonimato.

· La Tribu Urbana supone un conjunto de juegos, rituales y códigos representacionales que un individuo corriente no conoce o no maneja. Estos patrones suponen la transgresión a las reglas socialmente instituidas.

· El proceso de tribalización supone toda una apropiación de símbolos y máscaras irreverentes que reafirman la pertenencia grupal.

· La mayoría de las Tribus Urbanas constituyen en sí mismas un virtual dispositivo discursivo de disidencia (la subcultura) y desestabilización del orden adulto, dominante o hegemónico.

· El look menos convencional lleva en sí mismo una actitud de resistencia a la sociedad, pudiendo incluso expresarse violenta o agresivamente.

· La relación de pertenencia es globalizante, abarcando a veces la existencia completa de todas las dimensiones de la vida de los sujetos. En este sentido, se juega un proceso de desresponsabilización personal de las acciones.

· Los Punks y los Skins son las Tribus paradigmáticas y que mejor reflejan las características anteriores, constituyendo además los dos ejes extremos donde oscilan el resto de las Tribus existentes.

· Música y espectáculo deportivo constituyen los dos circuitos más potentes a través de los cuales las Tribus canalizan sus energías vitales, las válvulas de escape de mejor y mayor rendimiento emocional. Mecanismos de cohesión social, quiebre de la realidad cotidiana, instancia de comunión, la fiesta el baile, explosión corporal, estados alterados de conciencia. Los cantantes ocupan en la actualidad el lugar de los chamanes en las Tribus primitivas: se produce al igual que en la antigüedad la fusión y comunión cuerpo/espíritu por medio de estos rituales.

· Las actitudes más violentas implican un uniforme ceremonial, una imagen que le permite reconocerse así mismo y que los otros también reconoscan en él. A diferencia de las pandillas juveniles tradicionales donde el hecho delictual tiende a ocultarse, en las Tribus no se disimula, al contrario existe toda una suerte de exhibicionismo exacerbado.